Un crítico de arte, profesor universitario o coleccionista, se queda tieso delante de una obra cuya contemplación puede resultar letal. Sin embargo, no deja de pensar como el crítico, docente o connoisseur que es. Al final, la belleza hace su trabajo.
En el Museo de Arte Moderno de Roma, solo como un personaje de un film de Darío Argento al borde de un descubrimiento terrible. Los encargados de la seguridad vendrán de un momento a otro a repetirme que es la hora de cierre...
En el Museo de Arte Moderno de Roma, solo como un personaje de un film de Darío Argento al borde de un descubrimiento terrible. Los encargados de la seguridad vendrán de un momento a otro a repetirme que es la hora de cierre...
Estoy... frente a La Gorgona y los
Héroes de Giulio Aristide Sartorio, simbolista italiano dilecto de
D’Annunzio. Encarnó en pintura lo que el príncipe... de Montenevoso en las letras:
una maniera floral y sombría que... ni ingleses ni
franceses, supremos maestros del esteticismo, pudieron superar. No es... un juego
contemplar este cuadro.
En una playa perdida, Medusa ofrece su... desnudez arrobadora levitando como una aparición de flagrante carnalidad. A sus pies, en un escollo
acariciado por las aguas, guerreros exhaustos... se apagan como ofrendas votivas.
Sus cuerpos… no parecen petrificados sin embargo, no según entendemos la
petrificación. Se encuentran inmóviles… estatuarios… pero lejos del rigor... mortis de la piedra. La cabeza…
inclinada hacia los vencidos, parece tener… los ojos cerrados... o entornados. Una doble corona de cabellos llameantes y de... serpientes
ensortijadas constela... su testa sagrada. Toda ella irradia una... intolerable divinidad.
¿Monstruo o diosa? ¿Diosai o... monstruo?... Monstruo divino… Diosa... monstruosa...
Sin haber visto... sus pupilas... de piedra, la siento… estremecer mi
cuerpo, bajar desde… mis ojos por... el torrente sanguíneo… como... un morbo... terminal.
Se entumecen mis… músculos, se agarrotan... mis articulaciones... Pequeños
infartos... parecen obnubilar mis… pensamientos. Escucho… un... taconeo distante viniendo desde... alguna sala
contigua… sin poder volverme. A pesar de sentirlo… como un eco lejano, está más
cerca… de lo que creo. Pero mi vista… sigue clavada en el cuerpo… perfecto
de la... gorgona. Sé que no hará falta que... me mire para... perderme. Dulce
metástasis… siento… minera... lizarse… mi alma... lenta... mente…
Marcelo Aiello
Imagen: La Gorgone e gli eroi, de Giulio Aristide Sartorio.
Imagen: La Gorgone e gli eroi, de Giulio Aristide Sartorio.
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