jueves, 31 de octubre de 2019

Gorgona



Un crítico de arte, profesor universitario o coleccionista, se queda tieso delante de una obra cuya contemplación puede resultar letal. Sin embargo, no deja de pensar como el crítico, docente o connoisseur que es. Al final, la belleza hace su trabajo.


En el Museo de Arte Moderno de Roma, solo como un personaje de un film de Darío Argento al borde de un descubrimiento terrible. Los encargados de la seguridad vendrán de un momento a otro a repetirme que es la hora de cierre... 

Estoy... frente a La Gorgona y los Héroes de Giulio Aristide Sartorio, simbolista italiano dilecto de D’Annunzio. Encarnó en pintura lo que el príncipe... de Montenevoso en las letras: una maniera floral y sombría que... ni ingleses ni franceses, supremos maestros del esteticismo, pudieron superar. No es... un juego contemplar este cuadro.
En una playa perdida, Medusa ofrece su... desnudez arrobadora levitando como una aparición de flagrante carnalidad. A sus pies, en un escollo acariciado por las aguas, guerreros exhaustos... se apagan como ofrendas votivas. Sus cuerpos… no parecen petrificados sin embargo, no según entendemos la petrificación. Se encuentran inmóviles… estatuarios… pero lejos del rigor... mortis de la piedra. La cabeza… inclinada hacia los vencidos, parece tener… los ojos cerrados... o entornados. Una doble corona de cabellos llameantes y de... serpientes ensortijadas constela... su testa sagrada. Toda ella irradia una... intolerable  divinidad.
¿Monstruo o diosa? ¿Diosai o... monstruo?... Monstruo divino… Diosa... monstruosa...
Sin haber visto... sus pupilas... de piedra, la siento… estremecer mi cuerpo, bajar desde… mis ojos por... el torrente sanguíneo… como... un morbo... terminal. Se entumecen mis… músculos, se agarrotan... mis articulaciones... Pequeños infartos... parecen obnubilar mis… pensamientos. Escucho… un... taconeo distante viniendo desde... alguna sala contigua… sin poder volverme. A pesar de sentirlo… como un eco lejano, está más cerca… de lo que creo. Pero mi vista… sigue clavada en el cuerpo… perfecto de la... gorgona. Sé que no hará falta que... me mire para... perderme. Dulce metástasis… siento… minera... lizarse… mi alma... lenta... mente…


Marcelo Aiello


Imagen: La Gorgone e gli eroi, de Giulio Aristide Sartorio.



                                                                                                                                               

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